domingo, 9 de noviembre de 2025

PEGASO Z-103 BERLINETTA PANORAMICA TOURING (1958)

  

ENASA tuvo dos tipos principales de deportivos, el Pegaso Z-102 y el Pegaso Z-103. Se intentó continuar con una tercera generación Z-104 en versión sedán, pero la jubilación anticipada del ingeniero y director principal del proyecto, Wifredo Ricart, así como la negativa del mandamás del INI, que consideró que el objetivo principal, el publicitario, ya estaba sobradamente logrado, hicieron el resto. De todas formas nació como un proyecto temporal y cortoplacista: del Z-103 ya tan solo hubo 3 unidades (y una de ellas sin mecánica), y las 84 iniciales del Z-102. Su fabricación se extendió desde 1951 hasta 1958. Siete años para producir menos de un centenar escaso de unidades, todas ellas de manera artesanal, y a capricho del comprador.    



Dotado de un motor V8 a 90º cuya potencia podía ir de los 128 a los 355 CV, el afortunado propietario de un vehículo de éstos podía elegir entre unas motorizaciones de 2.500, 2.800 y 3.200 cm3; volante a la izquierda o a la derecha y entre 1, 2 ó 4 carburadores. Y cómo no, la carrocería. De las 34 unidades que se cree que aún sobreviven, no hay dos exactamente iguales. La francesa Saoutchik, la italiana Carrozzeria Superleggera Touring, o el español Pedro Serra fueron los preferidos de Ricart, por su contención en el diseño y su ligereza, si bien existen o existieron otros muchos y variados diseños, algunos realmente estrafalarios.

Versión Spider Touring calentando en las 24 Horas de Le Mans de 1953.

Versión Berlinetta Panamaricana en el 1r. Premio Peña Rhin-Pedralbes, en Barcelona 1954.

Versión Berlinetta Panoramica en la Vuelta a Catalunya de 1955, subiendo la Arrabassada.

En el apartado de competición, mejor no entremos a fondo, puesto que salvando unos escasos récords de velocidad o de aceleración, superados por otros en muy poco tiempo, este deportivo no cuenta en su haber con ninguna victoria internacional de la época que sea reseñable (24 horas Le Mans, Montlhèry, Mónaco, Panamericana, etc…), y sí con una gran abundancia de abandonos, averías y accidentes. Para el transporte de este deportivo se creó expresamente el Bacalao, es decir, el Pegaso Z-902, una variante del autobús Z-401 y carrozado por Carde y Escoriaza, de Zaragoza.

La unidad que nos ocupa, número 72 del estocaje total fabricado, nombrada de forma oficial Berlinetta Panoramica Touring (entonces chasis 0102-150-0111) tenía inicialmente en 1955 la denominación de Pegaso Z-102, y había sido expuesta sin motor en las Ferias de Turín y de París de aquel mismo año, entre otras exposiciones europeas. Fue cedido temporalmente a un piloto de la época, cliente de la marca, y una vez devuelto a fábrica (con motor), tras su correspondiente revisión y dado que ya se había dado por cerrada la anterior generación, en su primera venta en 1958 se redenominó a Pegaso Z-103, esta vez con el chasis 0103-150-0172 y con ese único motor con dos carburadores que siempre ha tenido (nº 0103-019-172). Se trata de la única Berlinetta Panoramica superviviente que en teoría se conserva de fábrica, sin modificaciones, mejoras o remotorizaciones, al margen de las restauraciones estéticas y lógicas en este tipo de ingenios de lujo. Es de los escasísimos Pegasos que conserva la matriculación inicial hasta nuestros días.

Su primer propietario lo hizo pintar de rojo y lo utilizó durante catorce años. En muy mal estado, lo vendió a un médico de EEUU y hacia allí que viajó, aunque previendo que no le daría uso, este doctor lo vendió ese mismo 1972 a un entonces adolescente llamado Jeff Vopal, el cual estaba encaprichado con la marca Pegaso, quien lo pretendía como proyecto de restauración una vez terminados sus estudios. Pero su prematuro fallecimiento en 1992 postergó la restauración y puesta a punto de este Pegaso. No sería hasta 1993 que el padre de Jeff y su yerno y en un tiempo récord, terminarían de restaurarlo a tiempo para el Pebble Beach de ese año.

Desde entonces ése ha sido su principal desempeño:  exposiciones y exhibiciones. Es lo que mejor se le da. A decir de los expertos, toda esta serie diseñada por Wifredo Ricart nunca fue pensada para competiciones de velocidad. Su fuerte parece ser más bien la resistencia, y es por eso que esta tecnología y conocimientos se aprovecharon para la serie Z-207 de camiones que luego vendrían (los Barajas), o  la 1031 y 1033, que montaban esos motores V8 de aluminio derivados del deportivo, y que los hacían tan caros y poco asequibles.

No me hace mucha gracia este tipo de vehículos. Me refiero a los deportivos en general y a las versiones ‘musculadas’ de las berlinas y sus derivados. Soy capaz de admirar su diseño, su potencia o su velocidad. Me gusta verlos en museos y exposiciones. Pero no me llaman la atención lo suficiente como para perder la cabeza por ellos. Partiendo de la base de que cualquier objeto industrial o destinado al gran público está concebido para ser útil y práctico y que tiene un fin concreto, ver estas ostentaciones sobre ruedas, aunque sean clásicas, me produce cierto nudo en el estómago. Consiguen despertar mi conciencia de clase, y mis peores pensamientos acerca de cómo acabar con los privilegios de las élites. Por eso entre una 4F de Renault, y un superdeportivo Ferrari, me quedaré siempre con la primera. Qué le vamos a hacer. Soy así. Ni siquiera me gusta la fórmula uno porque ni siquiera lo considero un deporte. Ni eso, ni las regatas, ni el tenis, ni otras actividades lúdicas a las que solamente se pueden dedicar las élites o los que les sostienen el orinal…

Pero ésto va de miniaturas, y cuando vi algo rebajado (tampoco mucho) el precio de ésta, no lo dudé. Por 95 euros puesto en casa ya tengo otro Pegaso más que no es un camión. O dicho con propiedad, un ENASA. No olvidemos que al principio, de entre todo el conglomerado del Instituto Nacional de Industria, ENASA solo era la sección de la industria del motor que abarcaba tierra, mar y aire, y Pegaso solo iba a ser un modelo de camión (por ejemplo, el Mofletes), y no el fabricante. Por motivos comerciales, a partir del Pegaso II se decidió promocionar y vender bajo la marca del caballo alado.








Me gusta ir completando poco a poco la historia de la automoción de este país, y tenemos este modelito gracias a Avenue43 que, por lo visto, es una filial o pertenece al grupo Autocult. Si lleváis un tiempo en este pasatiempo, ya sabréis qué tipo de miniaturas hace esta gente y a qué precios. Las imágenes que véis no le hacen justicia, y debido a lo mal fotógrafo que soy, parece como si la pintura estuviera granulada o la carrocería picada, cuando realmente no es así. Con ese color, quizás debería haber tirado las fotos al aire libre, con luz natural.

Está bastante bien detallado, y al margen de la reproducción de su molde, sus puntos fuertes son las ruedas, los cromados y su interior, algo que por obvias razones de economía, no podemos esperar en un modelo de quiosco. Las ‘pegatinas’ con las que se le han dotado pueden apreciarse todas ellas en estas fotos, pero al natural, insisto, hay que fijarse mucho para que se noten, porque están bien adheridas y colocadas. En todo caso, y al margen de las filias y de las fobias personales de cada cual, es una miniatura muy recomendable para cualquier tipo de coleccionista, y un caprichito como éste una vez al año no hace daño.