miércoles, 16 de diciembre de 2020

CHATARRAS DE ANTAÑO I


Sin aceras, sin asfalto y sin apenas estructuras viales. Mucha tracción animal y poca mecánica.
Plaza de España - Saldaña (Palencia) - c.1930

EL VIAJE A NINGUNA PARTE

Como en la película del mismo título, en esta ocasión propongo un viaje, pero en el tiempo, sin movernos del sitio. Se trata, ni más ni menos, de rememorar esa época del transporte de mercancías y de viajeros, antes de la generalización del uso de los grandes camiones nacionales en España. Me refiero a aquellos años previos a la Guerra Civil, y especialmente a los duros lustros de autarquía, estraperlo y aislamiento que sobrevinieron después. Sucedió antes de que los Pegasos, Barreiros, Ebros, DKWs y otras marcas también hoy desaparecidas, se enseñoreasen de las carreteras y de las rutas urbanas de reparto. Hablo de una época anterior, justo antes de que estas marcas relegaran al olvido a otras ya existentes, y que en su momento, hace más de siete décadas, ya se consideraban poco menos que chatarra. Aunque eso no arredró a aquellas gentes, quienes con piezas de deshecho, alguna que otra remotorización, y con la ayuda de un carrocero apañado - a veces un simple herrero - consiguieron alargar la vida útil de aquellas renqueantes tartanas, hasta lo indecible.

No está de más echar la vista al pasado de vez en cuando, para darse cuenta de las dificultades y penurias que antiguamente suponía desplazarse, no ya por esta piel de toro, sino incluso por tu propia provincia. Hoy lloriqueamos porque la mensajería tarda uno o dos días más de lo provisto en entregarnos nuestro ansiado paquete, y precisamente por eso es bueno recordar las fatigas que antaño pasaban transportistas y viajeros. Con qué esfuerzo y trabajo había que sortear contratiempos, averías, climas y pésimas comunicaciones para proveer a las personas de lo más básico y esencial. 

La idea principal de esta entrada es poder apreciarlo a escala, que de eso va este blog, al fin y al cabo. Que conste que se ha hecho lo que buenamente se ha podido. Algunos de los modelos mostrados distan mucho de ser fidedignos: se trata de versiones que no se corresponden exactamente con las que aparecen en las fotos que las documentan. Hay que tener en cuenta que la producción de miniaturas sobre esta temática en concreto es muy exigua. Reproducciones de Bugattis, Mercedes, Delahayes, Alfas, Daimlers y de todos esos cochazos de ricos, las hay a montones y de todas las épocas, y nunca faltarán clientes dispuestos a pagarlas. Pero de un camión Hispano de 1931, de ésas ya no hay tantas, por no decir ninguna, y tampoco resultaría fácil hacerse con ellas. ¿Quién querría entonces (o ahora) una imitación a escala de una cochambrosa camioneta que apenas era capaz de subir los repechones de montaña? 

Para poder conocer más de este tema siempre nos quedará la posibilidad de visitar exposiciones o acudir a concentraciones de clásicos. Lamentablemente, en España no hay grandes museos en el sentido estricto de la palabra, que puedan aglutinar toda esa herencia y toda esa historia. Aunque sí existen repartidos por nuestra geografía diversas colecciones privadas, a veces en los lugares más insospechados, y en los que por unas pocas monedas, puedes regalarte la vista con supervivientes de varias guerras, ejemplares a menudo únicos, o aprender cosas que nunca hubieras imaginado acerca de la historia y de la función de ciertos vehículos.  

Uno de los embudos de la geografía española, ya fueses o vinieses del norte, o enlazaras con rutas europeas.
Antigua N-I - Desfiladero de Pancorbo (Burgos) - c.1955

En el caso de esta entrada, tal es la dificultad añadida por la escasez de modelos, que algunos ni tan siquiera pertenecen a colecciones españolas, sino que ha habido que proveerse a través de saldos, excedentes y sobrantes de colecciones foráneas. Por tanto, cambiarán muchos detalles, quizás algo más de lo deseable, pero se comentará a su debido momento. La escasez de oferta es tal, que algunas reproducciones se parecen más a un juguete que a un modelo de colección propiamente dicho. Así que la lista no puede ser  muy extensa ni muy exhaustiva. Tampoco pretendía serlo, pero me conformo con que sirva para hacerse una idea de lo que quiero transmitir, y sobre todo, que resulte mínimamente variada y entretenida. No siempre tuvimos Ebros, Avias, Pegasos o Barreiros. Éstos aún tardarían en aparecer unos cuantos años. Mucho antes hubo que conformarse con lo que quedó vivo de  la primera mitad del siglo XX, plagada de conflictos bélicos. 

Para documentar y contrastar los modelos, he recurrido literalmente a la filmoteca, por lo que en la mayoría de comparativas se han incluido fotogramas de alguna película o documental donde aparece el vehículo en cuestión. En el caso de alguna fotografía de algún particular, se hará constar expresamente el sitio de donde fue obtenido. Lamento la calidad de la mayoría de la documentación gráfica, pero a mi modo de ver, es la prueba más fehaciente y palpable de que aquellos modelos sí circularon por España, por extraños y exóticos que pudieran parecer. Es el inconfundible rastro de aceite que dejó el tipo de parque automovilístico que circuló en su día: algo parecido a un desguace en movimiento.

Es verdad que hubo transportistas y empresarios que supieron nadar en la resaca de la guerra, y consiguieron hacerse con restos y piezas de segunda mano que todavía estaban totalmente operativos. De la Guerra Civil Española y de la II Guerra Mundial se aprovecharon y transformaron infinidad de camiones, autobuses, grúas y coches, a quiénes se prolongó la vida útil unos cuantos años más, demorando su sentencia por achatarramiento.

Gracias a los acuerdos con los comunistas, pudieron verse extrañas marcas debidamente "nacionalizadas".
Publicidad aparecida en 1950. Obsérvese la dirección postal. 

También  hubo afortunados o gente de posibles que se hicieron con modelos novedosos y recién fabricados. La importación, si no era nacionalizada o no cumplía la correspondiente cuota nacional, estaba prohibida, pero aún así se distrajeron partidas de material de algunas marcas en ciertos puertos marítimos. En el caso de los agricultores y transportistas, el régimen directamente hizo la vista gorda. Y es que de puertas hacia afuera se presumía de autarquía, pero en realidad, y bajo mano, se mantenían acuerdos comerciales con varios países, algunos del bloque comunista, y casi siempre a cambio de material agrícola e industrial. Tecnología, en definitiva. 

Rara foto en colores (en realidad no es una fotografía) de una habitual escena de la España interior.
Estación de autobuses - Calatayud (Zaragoza) - c.1950 - del Blog Momentos del Pasado

El recuerdo del paso del tiempo, a veces, puede convertirse en una trampa cruel. De tanto mirar atrás, puede uno ahogarse en el pozo de la nostalgia, y olvidar que debemos avanzar hacia al futuro. Pero a su vez, dejar que la rabiosa actualidad te deslumbre y te arrastre hacia su vorágine de inmediatez y velocidad, para querer conseguirlo todo con un click de ratón, en pos de la última moda y del último grito, también puede hacer que las cosas pierdan su valor; y peor aún, su sentido y su forma de ser. Hay que volver a encontrar ese equilibrio entre lo necesario y lo urgente. Entre lo actual y lo inmediato.

¿Quién sabe? Con la coyuntura actual, quizás de ahora en adelante tengamos que echar marcha atrás en muchas de nuestras costumbres. Y además, de verdad. Por ejemplo, vamos a vernos obligados a plantear el transporte actual de mercancías y de personas de otra forma distinta, de tal manera, que volveremos a ser capaces de rescatar y apreciar una rara virtud que el ser humano perdió hace mucho tiempo: la paciencia.

Tal vez haga falta algo más barco y más tren para los grandes volúmenes de mercancías y de viajeros, y sobre todo, más distribución local para el pequeño transportista. Tal vez no sean necesarios tantos camiones de gran tonelaje y de larga distancia. Tal vez sea urgente una revisión de las tasas y de los impuestos que los gobiernos imponen a estos sectores, con el fin de recuperar aquellos antiguos índices. El actual modelo de logística, si no se trata de grandes flotas con sectores de distribución ya asegurados, cada año que pasa se demuestra que no tiene sentido. El autónomo, ese lobo solitario, ahora mismo camina hacia su extinción. Ya hace tiempo que el porcentaje de chóferes que se ganan la vida por su cuenta, y los que lo hacen para las grandes empresas revirtió a favor de éstos últimos.

Y en cuanto a los viajeros, una cosa es segura, mejor olvidarse de los cruceros y de los vuelos transoceánicos, salvo que tengas tu propio jet o tu propio yate. ¿Volveremos al turismo nacional y de interior? ¿Se pondrán de moda otra vez los picnics y barbacoas? Ya hace tiempo que existe un fuerte repunte en la venta de autocaravanas y en la camperización de furgonetas. Y este pasado verano se ha visto falta de ambiente en las playas, pero a cambio, muchas ciudades de provincias y de pueblos de interior han batido récords de ocupación en bastantes casos y en fechas poco habituales.   

De ahí que, con la remembranza de aquellas máquinas y aquellos hombres y mujeres, pretendo rescatar sus lecciones pasadas, y en cómo podemos aplicar sus valiosas enseñanzas al modelo de sociedad que nos va a quedar tras el visible colapso del modelo ultracapitalista que nos ha tocado sufrir. Los verdaderos dirigentes conservadores (multinacionales) y los que les sostienen el orinal (gobiernos) hace ya tiempo que consiguieron rebajarnos de clase media trabajadora, a clase superviviente a base de sucesivas crisis. El estado del bienestar desapareció, mejor dicho, nos lo han robado, y solo nos han dejado las migajas. Tenemos que sobrevivir a esta caterva de inconscientes que nos malgobiernan, y a los que hemos permitido tomar las riendas de nuestro sustento y de nuestro destino, como si de un nuevo feudalismo se tratara. No votar, consumir con moderación, sacar nuestros ahorros de sus bancos, apagar el televisor y usar las redes sociales al mínimo, se me antojan las medidas más inmediatas y quizás demasiado pueriles e idealistas, pero a buen seguro que captarían el mensaje...     ...pero vayamos a lo nuestro.

CASAS, CAMINOS Y CARRETERAS

Antigua N-II de Madrid a Barcelona, aprox. hoy km. 279 -  mun. Calatorao.
Caseta de peones en  la antigua N-II - Cerca de Calatorao (Zaragoza) - c.1945 - del Blog En la Carretera - Route 1963.

Comencemos por el principio, o lo que es igual: aquellas carreteras, y sobre todo, aquellos caminos, porque de las primeras no es que hubiera precisamente abundancia.

Para ello hay que volver la mirada nada menos que a 1759, cuando por Real Orden se creó la figura de los peones camineros. Cada uno de ellos se ocupaba de su legua - unos 5,5 kms - para lo cual debían dedicarse en exclusiva a su óptimo mantenimiento, desde la salida hasta la puesta de sol, igualando roderas, rellenando baches, apartando pedruscos, cavando zanjas y cunetas, arreglando desagües, alcantarillas, entradas y salidas, y todo ello sin importar el clima, ya fuera con un sol de justicia, o cayendo chuzos de punta. Les fue adjudicada, además, la función de vigilancia, pues debían dar parte al alguacil o a las justicias que hubiere, de cualquier irregularidad o transeúnte sospechoso que encontraran. Incluso durante unos cuantos años se les permitió ir armados, hasta 1873, cuando por dejación de sus verdaderas funciones, que eran las del mantenimiento de las vías públicas, se les prohibió expresamente portar armas.

A cambio de todas esas obligaciones, se les proporcionaba por derecho un sueldo fijo, y una casa-habitación edificada ex-profeso para ellos, o bien se les daba preferencia de inquilinato en las viviendas de la población más cercana, o simplemente se les permitía la ocupación (sí, la ocupación, tal como suena) de cualquier hacienda deshabitada que estuviera situada en su legua. Podían además, alojarse con su familia, y se les exoneraba de la mayoría de impuestos y tasas. Y muy importante: estaban dispensados de ser llamados a filas, ya fuera por causa del servicio militar, o por movilización en caso de guerra. 

Por lo tanto, durante prácticamente doscientos años, las carreteras y los caminos de este bendito país, fueron los mismos que los proyectados durante la época de las Pelucas Blancas: unas infraestructuras anquilosadas y estancadas en la época del absolutismo y que permanecieron  en un estado no muy diferente al de sus inicios. De hecho, hoy en día, aún puede verse de vez en cuando casitas de peón por casi cualquier parte de la geografía española, al lado de carreteras cuyo trazado sigue siendo básicamente el mismo de entonces. Unas veces aparecen semiderruidas, pero otras han sido reconvertidas a verdaderas viviendas totalmente legales y en uso.  

Puerto de Pajares 1953 - Foto tomada de www.encamion.com
Puerto de Pajares - Límite entre Asturias y León - 1953 - Foto tomada de www.encamion.com

Por su parte, la mayoría de puertos de montaña consistían, hasta bien entrados los años sesenta, en pistas de tierra apisonada, que las inclemencias del tiempo destripaban en unos pocos inviernos. Ni que decir tiene, que no siempre eran practicables durante todo el año, y que la incomunicación entre diferentes regiones colindantes era la norma habitual. Hoy en día no importa que caiga una gran nevada, porque inconscientes nunca faltarán para salir sí o sí con su todoterreno el fin de semana, para su escapadita rural. ¿Qué importa? Ya les rescatarán los de Protección Civil, y el seguro se hará cargo de los eventuales daños. Pero entonces, en aquellos tiempos  heroicos, uno podía dejarse el pellejo en el intento. Por eso no es nada raro que en cada coronación de un puerto o de una cima hubiera una cruz: para recordar a los valientes chóferes que si querían seguir su camino, debían encomendarse a fuerzas que no son de este mundo.

CABALLOS, MULAS Y BURROS

Tampoco viene mal recordar el uso habitual y continuo de la tracción de sangre o animal en el transporte de mercancías. Prácticamente todas las tareas de traslado, carga y descarga se hacían con cuadrúpedos, y otras muchas también, con bípedos, a base de mucho brazo y mucha espalda. Cierto es que los grandes volúmenes se trasegaban con el ferrocarril y el buque mercante, pero a la hora de trasladar toda esa mercancía a otras redes de distribución más modestas, y a su vez, a los minoristas y a sus destinatarios, no había más remedio que  recurrir al puro músculo, ya fuera animal o humano. 

Servicio mixto de correo y viajeros en Madrid a finales del s.XIX
Madrid - Servicio de postas mixto de correo y viajeros - Finales del s.XIX

Y qué decir del transporte de viajeros, de las casas de postas y de aquellas posadas, dignas de los argumentos de las novelas románticas. Tartanas, carretas, coches de caballos, landós, diligencias, carruajes, etc...  ...todos ellos polvorientos artilugios solo aptos para gente dura de verdad, sin problemas de articulaciones o de huesos. Y eso por no hablar del sempiterno carro agrícola arrastrado por un famélico jamelgo, imagen típica y tópica que sería la seña de identidad de este país de perenne posguerra durante buena parte del siglo XX, ya vivieses en el campo o en la ciudad. 

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Fue en estas condiciones que llegaron a España los vehículos propulsados a motor, y los que durante más de tres décadas tuvieron que adaptarse y coexistir con todo lo visto anteriormente: toda una mezcla de normas, leyes, usos, costumbres y tecnologías pertenecientes a siglos anteriores, las cuales tardarían otras tantas décadas en ser sustituidas totalmente por las nuevas reglamentaciones, logrando cierta uniformidad y consenso, y sobre todo, que se pudiera alcanzar la suficiente eficacia energética para, por fin, sustituir de una vez por todas aquel antiguo mundo que había permanecido más o menos invariable durante siglos, por otro en el que las personas y los productos estuvieran más cerca unos de otros gracias a la motorización.

Fin de la primera parte.