Recién salidos del horno, he dado con estos vehículos de
asistencia para coches de rallye, provenientes de la vecina colección francesa del mismo
nombre. Se trata del enésimo refrito de Altaya para aprovechar moldes ya
existentes de IXO, solo que en esta ocasión han añadido “cosas” de mecánica y de repuestos.
La carne es débil, y ya se sabe que para librarnos de la
tentación, lo mejor es caer de boca sobre ella y abrazarla. ¿Qué le vamos a
hacer? No tengo intención de completar esta colección, ni mucho menos, pero hay en ella
algunas asistencias que solo por el hecho de traer a mi memoria aquellos buenos
años de fantásticas competiciones, grandes pilotos, y de marcas en lo mejor de
sus años… ...que no he podido resistirme.
Si a ésto le añadimos que las he conseguido a su precio inicial, e incluso por
menos, resultaba muy difícil sustraerse a su encanto.
FIAT 242 FASE 1 – ALITALIA RALLYE TEAM (1978-1979) de IXO
Empecemos por la que, creo, es la mejor reproducción de las tres
que han venido en este lote. Se trata de esta Fiat 242 en su primera versión, muy
típica del país transalpino, pero que inexplicablemente nunca tuvo predicamento
aquí en España. Supongo que SEAT y Fiat ya andaban peleadas entre sí, por un quítame
allá esas licencias del Ritmo, o vete a saber porqué…
Ésta es del Rally Acrópolis de 1978. |
En las fotos del modelo real que acompañan a esta entrada, puede
verse que esta “fragoneta” daba soporte al Fiat 131 Abarth Rallye del gran piloto
finés Markku Alén, en la temporada de 1979. También el “monstruo” Walter Röhrl
tuvo en sus manos un 131 formando parte del equipo Alitalia. Entre ambos
pilotos de Fiat, apenas dejaron unas migajas para el resto de marcas en las temporadas
de 1978 a la 1980. Solo Waldegard se entrometió con su Escort RS-1800 ganando precisamente
ese mundial de 1979. Pero Alén fue el campeón de 1978, y Röhrl lo sería en
1980.
Aunque tengo algunos Fiat 131 de rallye de pilotos españoles
(Salvador Serviá, Bernardo Cardín, o Beny Fernández entre otros) así como de
otras nacionalidades (el de la bella Mouton, Andruet, etc.), justo ahora
descubro que no tengo el de Alitalia. Creí que lo tenía, pero para dar
ambiente, le he puesto de pareja el Stratos HF del mismo equipo de otro “manco”
como era Sandro Munari, de la edición anterior de Monte-Carlo de 1977. Ese año Munari
también correría algunas pruebas con el 131 Abarth.
Justo en ese año de 1977 se instauraría el Campeonato por
puntos de Pilotos, simultáneo al de Constructores. Antes solo puntuaba el
fabricante, por lo que si uno quería ser “alguien” debía ligar su destino a una
marca, mientras que con este sistema, podías competir con tu patrón, pero en las
carreras que a la marca no le interesaba, se permitía participar a los pilotos con
otro vehículo, y de paso añadir puntos a tu particular calificación. Esa posibilidad ya sucedía antes, pero desde ese
año, al menos se logró la homologación de los méritos individuales.
FIAT 242
FASE 2 – MARTINI RACING TEAM (1983) de IXO
En 1981 se creó el famoso Grupo B, monstruos entre los
monstruos, y Lancia, con el apoyo de Abarth, cómo no, se puso a la tarea de dar
un sucesor al Stratos. El resultado fue el 037, basado en el Beta Monte-Carlo
Turbo, con motor central, para redundar en una mayor estabilidad. De unos 285 CV
iniciales en 1982, en sucesivas mejoras alcanzaría los 350 CV, todos al eje
trasero. En 1983 estas bestias se las entregaron para competir en el WRC a un
tal Walter Röhrl y a otro chico que empezaba en ésto de los rallyes, Markku Alén,
para intentar plantar batalla a los Quattro. Hannu Mikkola quedaría ese año primero
como piloto con su Audi, pero Lancia se llevó el gato al agua en el Campeonato
de Constructores al situar a sus 037, segundo y tercero respectivamente.
Así que unos poquitos años más tarde, aquí tenemos otra furgoneta
Fiat como la anterior, solo que en su segunda versión, y en este caso, para dar
apoyo al equipo Martini. Y vuelve a suceder lo mismo (mi colección de vehículos
de competición no es muy extensa), que tengo otros Lancias y otros Martinis de
algún piloto español, pero no precisamente el 037 del 83. Aparte de ésa
circunstancia, en esta miniatura puede apreciarse que existe algún pequeño fallo
de pintura y alguna rebaba de más, aunque la calidad de los repuestos sitos en
la baca son algo más reales y personales que los de la anterior furgoneta, quedando
una apariencia más vistosa.
Pero como se ha dicho antes, estas dos Fiat, solo por esas decoraciones
y a 15 euros cada una, (ahora son 30 euros menos en el bolsillo), merecía la pena
hacerse con ellas.
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AVIA A21 F –
SKODA RALLYE TEAM (1985) de IXO
Redundando en el tema de los precios, esta AVIA se ofertaba a
10 euros. Por lo que aún siendo una total desconocida para mí, pudo más la
curiosidad que las ganas. No tenía ni idea de que existía una marca en la
Europa del Este de igual nombre que nuestra AVIA española, y con la que
evidentemente no parecía que tuviera nada que ver, así que al final me la traje
para casa.
Más tarde, indagando un poco por interné, resulta que la AVIA
checa tiene una historia muy semejante a la AVIA española. No tuvieron relación
entre sí de ningún tipo, solo la coincidencia en el nombre, pero ambas comenzaron
siendo empresas aeronáuticas auxiliares (la checa con licencia Tupolev y la
española con Fokker) y ambas, tras del desastre de la guerra se vieron
obligadas a reconvertirse en fabricantes de vehículos industriales ligeros:
motocarros al inicio, luego furgonetas, y pequeños camiones hacia su final.
En realidad la A21 era igualita al modelo Super Goelette de
Saviem-Renault, y se fabricó en su primera versión de 1968 a 1978 en la antigua
Checoslovaquia, bajo licencia francesa. En Italia, Alfa Romeo haría lo propio denominándola
F20, y en Alemania, sería Man con su modelo 7-90, la que daría la réplica. Como
curiosidad, solo cabe añadir que en las sucesivas versiones mejoradas por AVIA
de esta su serie A, se logró alargar su producción hasta finales del año 2.000.
Casi nada.
Ésta A21 F daba soporte y ayuda al Skoda 130 RS, y solo a
partir de 1987, tras la desaparición de las bestias del Grupo B, pudo esta
marca destacar en pruebas concretas muy técnicas, como el Monte-Carlo, gracias a
su tracción trasera y su poco peso. Las fotos del vehículo real son de un blog
donde el actual titular de esta furgoneta de asistencia, la tiene (o tenía) a
la venta.
De parecida calidad que la furgoneta del equipo Martini, en
esta ocasión se entiende la rebaja en el precio de la miniatura, puesto que
además de no traer equipamiento especial alguno, este vehículo se refiere a un
equipo poco conocido de aquella época, en pleno esplendor del Grupo B. Salvo los
juegos de calcas, los faros traseros arriba en la caja y los faldones de los
guardabarros, este vehículo sin colores, bien puede pasar por un repartidor.