FIAT 1100 L CAMIONCINO
La escena italiana tras la guerra fue muy parecida a la de
España, aunque desde luego más breve, y provocó que FIAT tuviera que rescatar
este vehículo, readaptándolo al despegue de la sociedad en progreso que estaba por
llegar. La economía y reconstrucción de todo un país debe promoverse con
grandes ingenios, maquinaria y obras públicas, pero también es necesario
acordarse de los pequeños comerciantes, repartidores y transportistas locales,
y ahí es donde FIAT vió un nicho propicio para sus intereses.
Fotograma de la película de 1965 "El camarada Don Camilo" |
Descendiente directo del Balilla Sport, su auténtica denominación en 1937 (fecha de inicio de fabricación) fue la de Nuova Balilla 1100. Al cabo de un par de años, acabaría llamándose solo 1100 (millecento), como evidente referencia al cubicaje de su motor, de cuatro cilindros, y que desarrollaba 32 CV y unos poco creíbles 110 km/h de velocidad punta. Quizás si fue posible tanta celeridad: era un vehículo bastante ligero y no muy ancho, pero ¿quién sabe?
En esta ocasión la peli es de 1961: "Don Camilo monseñor, pero no tanto" |
Tuvo varias versiones: descapotable, berlinetta, giardiniera, cabrio, pero la que más nos interesa fue il camioncino, aparecida casi diez años más tarde desde el primer modelo, y con la contienda mundial ya finalizada. Para este caso concreto tenemos como representante a otro Ixo, de la colección Veicoli Pubblicitari d’Epoca, también con cierta solera, y larga como un día sin pan.
Sin ser nada del otro jueves, es resultona y simpática a la vista. Lo mejor que se puede decir de esta miniatura es que es fiel a las medidas y al tamaño del original, y que las piezas con que está dotada, son muy aceptables en su ejecución, destacando en mi opinión, el detallado del frontal, la fidelidad de la caja a pesar del exceso de pintura, y el depósito de combustible colocado atrás del todo.
Viene con un par de damajuanas de aceite de tamaño industrial (que haberlas, las hubo), recubiertas por una imitación de forrado de mimbre, no muy convincentes, pero que ayudan a dar un poco de variedad a los cien números con que contó esta colección, pues en ella hubo nada menos que ocho versiones de este camioncino. Y nosotros ponemos el grito en el cielo porque nos repiten UN molde.
Por lo demás, la habitual calidad de Ixo en aquella época: una lotería en el pintado, interiores monocordes y reaprovechamiento de lo ya editado.
EL GOGGOMOBIL
Éste es uno de esos casos típicos en que la industria del
automóvil, cercenada por una guerra, hace retroceder a las marcas en sus
pretensiones de proporcionar al gran público un vehículo digno de tal nombre. Por
eso cada país tuvo sus fabricantes de microcoches, y el nuestro no sería la
excepción.
La idea del Goggomobil realmente empezó en la extinta
Alemania Democrática, donde Hans Glas Gmbh, empresa de carácter familiar,
comenzó su andadura allá por los inicios del siglo XX con la fabricación de maquinaria
agrícola. Pero tras la guerra dio un giro de volante a sus objetivos, y pasó a montar
motocarros y motocicletas de baja cilindrada al estilo de las Vespa. Ya en 1953
se atrevería con pequeños coches en sus más disparatadas versiones: coupé,
berlina, comercial, furgoneta, etc…
BMW fue una de tantas marcas que tras la posguerra fabricó
microcoches bajo licencia GLAS, y la que a la postre acabaría comprándola a esa
familia. Se hizo también con las patentes de ciertos componentes, y mantuvo en
sus filas a una plantilla técnicamente bien cualificada. La producción que aún estaba
en marcha y el stock de piezas almacenadas fueron retirados rápidamente de la
circulación, pues según BMW había quedados muy depreciados llegado ese año de 1966,
fecha de su absorción. Es cierto que la corriente económica en Europa ya era mucho
más favorable, y que pocos pensaban ya en adquirir este tipo de vehículos, pero
en aquel momento las malas lenguas dijeron que el famoso Trabant, al otro lado
del telón, no era sino una copia descarada del Goggomobil, y que ese material sobrante
de la antigua producción que BMW desechó sin más, no tuvo un final muy claro. Habladurías
y mitos de la automoción... …quién
sabe.
Pero unos años antes de su desaparición, GLAS sí fue
contactada por la española Munguía Industrial SA (MUNISA, el conglomerado de un
pequeño grupo de industriales vascos) para comenzar la fabricación bajo
licencia de aquellos pequeños coches. Entre pitos y flautas, y por culpa de una
larga espera por los maratonianos permisos del gobierno, el inicio de la
producción no se inició hasta 1961. Pero no importó: la demanda era tanta, y la
oferta del parque móvil español tan escasa y poco accesible, que todavía hubo
unos cuantos años en que estos vehículos tendrían su mercado. España era un
país deseoso de motorizarse.
Lo malo es que cuando a mediados de los sesenta, SEAT,
Renault y Citroën alcanzaron velocidad de crucero en su producción nacional,
sumado a la mejora económica del españolito de a pie, todas estas empresas,
Munguía, Autonacional (los del Biscúter), Isetta (los del huevo), P.T.V., y
tantas otras, tendrían sus días contados en lo que a vehículos de cuatro ruedas
se refiere. Algunas seguirían subsistiendo unos pocos años fabricando motocarros,
triciclos y otra suerte de extraños aparatos, aunque siempre fueron unidades limitadas
a un nicho de mercado muy específico y minoritario, como vendedores ambulantes,
minusválidos y personas sin posibilidad de obtener el permiso reglamentario de
coche; o simplemente maquinaria destinada a almacenaje y tratamiento de bultos.
El modelo más popular en España del Goggomóbil quizás fuese
el modelo T-250, a imagen y semejanza del alemán. La furgoneta (denominada aquí
F350) llegaría algo más tarde, dotada de un motor monocilíndrico de dos tiempos
de 400 cc. y unos 18-20 CV de potencia. Alcanzaba, según el constructor, la
increíble velocidad de 85 km/h, aunque es de suponer que en condiciones muy
favorables: conductor solo, sin viento en contra y en un llano absoluto que no
estuviera empedrado.
En Argentina también hubo una notable producción de
Goggomóbiles, bajo la marca Isard. En este excelente sitio puede uno
informarse más al respecto.
La miniatura aquí mostrada de Premium Classixxs, está basada, según lo indicado en su peana, en el modelo TL-250, aunque tengo serias dudas
de que sea realmente esa versión, a juzgar por las fotos de la época. La
mayoría de unidades, unas 2.000, fueron entregadas al servicio de correos
alemán. En este caso, se trata de un furgoncillo de los servicios municipales
del Ayuntamiento de Augsburg. Me llegó sin una oreja (por eso me resultó más
barata de lo habitual), pero lo malo es que no hubo forma de sacarla de su
peana. Cualquier intento de forzar sus tornillos de sujeción, quizás hubiera
acabado en tragedia. Y ahí se quedó, en su trono.
En resumen, no es de lo mejor de Premium Classixxs. Tiene una
cantidad de pintura suficiente como para cubrir otra unidad más como ésta, y
los limpias y el retro superviviente son demasiado bastos. Teniendo en cuenta
que el Goggomóbil es muy pequeño, su tamaño hace que aquellos resalten más,
empeorando la apariencia de la miniatura. Pero bueno, me quedo con otras piezas
independientes que hay por ahí repartidas: buenas luces, interior austero muy
correcto, llantas bien hechas, y el poder tener acceso a una miniatura, como
poco, curiosa.
IFA/HORCH H3A
Por tratarse de un asunto ya muy trillado, pasaremos por
alto la historia completa de la marca de los cuatro aros, resultante de la
fusión de otros tantos fabricantes, así como también el extraño comportamiento
que la dictadura española mostraba al resto del mundo, presumiendo de mísera
autarquía, pero manteniendo en secreto particulares tratados comerciales con varios
países del bloque comunista.
El caso es que en España, aunque fuera de una manera
residual, recayeron unos cuantos vehículos industriales procedentes del otro
lado del Telón de Acero, y entre ellos, los de esta marca. Es difícil encontrar
una fotografía o algún documento que lo atestiguara, pero aquí puede verse que por
el Pirineo catalán circuló alguno que otro. Seguro que habría algunos más
repartidos por nuestra geografía, así como de otros fabricantes del Este, como Star,
Tatra o Skoda. Venderse, se vendían.
Foto extraída del recomendado blog Històries del Transport Per Carretera a Catalunya. |
Con un motor diésel de cuatro cilindros en línea y un
cubicaje superior a los 6.000 cc, se le incluyó en la categoría de las tres
toneladas. Pero debido a que apenas desarrollaba 80 CV de potencia, solamente
podía alcanzar los 60 km/h, por lo que su ámbito de trabajo fue de corto
recorrido, más propio del reparto y la recadería comarcal. Solo por la dificultad
burocrática que suponía hacerse con un camión de éstos, muy pocos se atreverían
a rascarse aún más el bolsillo para el hipotético caso de que quisieran
remotorizarlo.
Otra foto extraída del mismo blog y en la misma escena. |
Con una carrocería en rojo teja, en combinación con unos
bajos y unos guardabarros en negro brillante, aquí tenemos este bonito camión,
cuya ejecución no está nada mal, si tenemos en cuenta que es una colección
publicada por el dúo Altaya-Ixo, quienes por aquella época tantos aciertos y
tantos errores nos endosaron, a partes iguales.
Viene con una rotulación que en alemán viene a ser algo así
como Vehículos Comerciales Combinados de Ludwigsfelde, una planta de la propia
IFA, por lo que estaríamos ante una versión de exposición o de muestra de la
marca. Me parece muy buena esa caja, con el detallado de las cartolas y sus
teleros. También el pintado de la cabina me parece apropiado para poder
distinguir las franquicias y piezas de la misma. Lástima que se hayan olvidado
del pliegue o soldadura que había a lo ancho del techo de la cabina. Tiene unos
bajos bastante apañados y una zaga, que si bien no puede afirmarse que sea la
auténtica, sí que se ve muy completa.
Visto de frente todo parece correcto, salvo esa señalización
triangular de transporte pesado, que se “ha caído” y justo me apercibí de ello
cuando el camión ya está embalado y devuelto a su “almacén” tras su sesión de
fotos. Queda para mejor ocasión, cuando haya que cromar o platear esos
estribos. Con esa gran altura de chasis que tiene este camión, además de los
dos estribos que existen a ambos lados del puesto de conducción, también hay
otro par de ellos para acceder al motor, debido a su prominente morro. Creo que
no habría costado nada darle unas pinceladas de cromo a los mismos, tal y como
venían de fábrica.
Pero en definitiva, sigue siendo una miniatura muy válida, y
con la excusa de que alguno circuló por nuestras carreteras, no estaba de más
dejar constancia de su paso por nuestra particular historia.
Unidad típica, en este caso de transporte de marranos vivos. Foto proveniente del citado blog Històries del Transport a Catalunya. |
TEMPO ONIEVA (WIKING)
Aunque no se trata de un microcoche, sino más bien de una
furgoneta ligera, en este caso la historia vuelve a repetirse, algo
parecido al caso del Goggomobil: empresario español busca licencia, la
encuentra en un fabricante alemán de modestas pretensiones, comienza la
fabricación después de un largo y penoso proceso burocrático, y cuando por fin
lo consigue, la inercia del mercado cambia, la marca alemana desaparece o es
absorbida, y con ella la española también.
En el caso de esta Tempo Wiking, el empresario se trataba del Sr. Rafael Onieva, quién ya tenía experiencia previa como fabricante de motocicletas y motocarros, llamada ROA. Pero llegados a 1961, decide atreverse con los vehículos de cuatro ruedas y crea una joint-venture junto con Hanomag (dueña en ese momento de Tempo), con Barreiros y con una sociedad propia llamada Industrias Motorizadas Onieva SA.
Rafael Onieva fabricará el vehículo con licencia
alemana Tempo, pero con el fin de abaratar costes, del motor de cuatro tiempos se encargará la marca gallega, aportando su
modelo C-14, tetracilíndrico y de 55 CV de potencia, el cual debería ser capaz
de cargar unos 1.500 quilos a una velocidad máxima de 97 km/h.
Aunque llegaron a fabricarse más de 4.000 unidades, una
cifra nada desdeñable tratándose como quien dice de un particular, pronto en 1967 sería absorbida por la misma Barreiros. La dinámica del mercado y de las nuevas
necesidades de reparto y logística habían cambiado radicalmente con el
crecimiento exponencial de las ciudades, produciéndose un irremediable bajón en
la demanda de este tipo de vehículos ligeros de carácter netamente urbano. Enseguida se hizo evidente que las necesidades de reparto pasaban por utilizar camiones
ligeros. Fue entonces el momento de los Ebro, Sava, Avia, etc…
De este vehículo, que si bien no fue un hit parade en
ventas, sí al menos fue lo bastante conocido para los que ya gastamos una edad,
tenemos esta reproducción de la casa Norev. Viene con la socorrida opción de
poder quitar y poner a voluntad su pequeño entoldado, por si se nos ocurriese
colocar alguna carga con que amenizar el modelo.
Aunque no estamos hablando precisamente de una novedad, el
modelo me decepcionó un tanto, pues con los precios que suele alcanzar este
fabricante francés, los acabados, a mi juicio, no se corresponden con lo
pagado. El toldo en sí mismo, no deja de ser un sombrero rectangular de
plástico de quita y pon, sin arrugas, sin arquillos, y sin nada que simule un
artilugio desmontable. Solamente tiene el detalle de su rótulo de Fontanería de
Calefacción Sanitaria en alemán, y poco más.
La colocación de la caja sobre el chasis es muy poco real,
pues los durmientes consisten en unos cilindros de plástico los cuales se nota
mucho que son la base donde se atornilla directamente la caja. Por si fuera
poco, mi unidad vino con exceso de pintura, y hay zonas donde se ha perdido
mucho detalle, como las esquinas de la caja, sus cartolas y la cabina,
restándole finura y realismo.
A su favor, tiene algunas piezas independientes, que
normalmente en otros fabricantes de menor fuste se pintan directamente en el
molde. Tampoco la representación de las ventanillas laterales, así como de las lunetas, no son muy allá. Aún así, y sabiendo más o menos lo que me esperaba, hice el esfuerzo de querer poseer un vehículo popular aunque no muy común, y del que aún se guarda memoria.