martes, 13 de octubre de 2020

NIEWIADÓW N126a DE IST - AVENTURAS, VENTURAS Y DESVENTURAS DE UN CARAVANISTA A RABO.

El título, parafraseando a Miguel Delibes, intenta mostrar las similitudes que entonces existían entre un cazador que iba “a rabo”, es
decir, a pie, totalmente en solitario y sin perro, solo con lo imprescindible (escopeta y zurrón); y los caravanistas de antes, quiénes se
aventuraban en unas condiciones más bien espartanas, tanto en equipamiento, como en perspectivas de ocio. Pura improvisación: y
es que en verdad, desde hace mucho más de medio siglo atrás, esta actividad entonces podía llegar a constituir toda una aventura.


Y es que el otro día, hurgando en el baúl de los recuerdos me topé con un modelo que ni recordaba que tenía: esta pequeña roulotte. O caravana, como en ciertas ocasiones también son llamadas por aquí. Me sorprendió su elevado peso aún siendo de escaso tamaño, y su simple pero efectiva ejecución, sin complicaciones de ningún tipo. ¡Con qué poquito se divertía antes la gente! ¡Y qué tremendas evoluciones han sufrido este tipo de remolques a lo largo de los años!


Muchos años atrás, en los que disfrutar de un picnic o merienda campestre, ya constituía toda una pequeña aventura de ida y vuelta en un mismo día, pronto se dio el paso siguiente, el de aprovechar el fin de semana y hacer noche. ¿Porqué no adecuar el vehículo adaptándole un camastro o una tienda de acampada? ¿Porqué no aprovechar el techo? ¿Porqué no ampliar el habitáculo? ¿Porqué no acoplar un...?  Y a partir de ahí, la imaginación se disparó, y todo fueron soluciones de ingeniería, estética y ergonomía. 

No deja de ser curioso cómo hemos pasado de un cubículo sobre dos ruedas, con el espacio justo para que una pareja pueda dormir, a los transatlánticos que hoy en día circulan, de más de doce metros de largo, y unos servicios y comodidades que nada tienen que envidiar a los de una casa de obra vista. Por supuesto, los americanos en este terreno siempre nos llevan varios años-luz de ventaja (como en tantos otros aspectos de la automoción), y cuando en Europa el camping apenas consistía en enganchar a la “bola” algo parecido a la Niewiadów, o hacerse instalar una litera en el techo, ellos ya hacía años que circulaban con auténticos “trenes” de resplandeciente aluminio.

Airstream Excella 280 Turbo (1981)


Por no hablar de las motor-home, auténticas chifladuras sobre ruedas para quien se las pueda permitir. Afortunadamente, en las siguientes décadas, los europeos recuperarán mucho terreno en este campo, y ya hace algún tiempo que existe la moda de la camperización de furgonetas, o mejor aún, la creación directa de autocaravanas sobre plataformas de vehículos de serie ya existentes. Estos fabricantes, mitad artistas, mitad ingenieros, siempre están pujando entre sí por ofrecernos una mayor ergonomía y funcionalidad posible, dentro de las más bellas líneas. Quieren vendernos un producto de lo más atractivo, y a la vez hacernos la vida y las vacaciones más placenteras, lo que no está muy acorde con el espíritu inicial de tomarse el ocio como una pequeña aventura. 

Hymermobil 650 (1985)


Éste es un mundo muy extenso y variado, y no es cosa de enumerar todas y cada una de las variedades y tipos existentes. Constituye todo un estilo de vida aparte, y ya hay innumerables foros en internet sobre este tema, más que suficientes como para formarse una opinión. Yo tengo la mía, y una cosa es segura: este asunto nunca ha sido barato, sea cual sea el nivel de lujo y equipamiento. A lo largo de los años, la escalada en tamaño, comodidad y servicios ha ido pareja a los emolumentos que se pueden llegar a pedir por estas bellezas, incluso a la hora de alquilarlas. Y es que gozar de libertad e independencia tiene, por supuesto, un altísimo precio.

Fotograma de la película "Los padres de él" (Meet the Fockers, 2004) en el que Dustin Hoffman muestra su disconformidad a De Niro en
asuntos maritales, lanzándose a las ruedas de una Fleetwood 
Pace Arrow.

Volviendo a la miniatura, con ella aún en la mano, al momento surgió una pregunta: ¿y dónde engancho yo ésto? Caí en la cuenta de que no debo tener muchas miniaturas donde hacerlo, y me puse a hacer un repaso fotográfico de mi colección (para ahorrarme la molestia de mover cajas y más cajas de miniaturas). Si exceptuamos los tractores agrícolas, que no vienen al caso, apenas hay donde elegir, por lo que la lista pronto se redujo considerablemente:


Avia 2500 (1973) + Niewiadów N126a (1973-1986)

Aunque nunca se dió el caso, no pude evitar la tentación de pensar en los miembros del equipo Repsol, que no siempre tendrían porqué dormir en una pensión de mala muerte, siguiendo el rastro de gasolina de este circo de las motos, ciudad tras ciudad. A su paso por Brno -antigua Checoslovaquia- seguro que encontraron en las cercanías del circuito alguna jugosa oferta de una N126 ya usada por turistas  de ese país. De esta manera, estarían más rápidamente aposentados y podrían seguir aún más de cerca a los pilotos patrocinados y a sus “burras”. Si la moto tenía su propia casa móvil ¿porqué no iban a tenerla ellos, que promovían el espectáculo como los que más?

Además, de esta forma ya tenemos la excusa perfecta para mostrar el nuevo molde chino de Avia, de los que no se montan en kit, y que a buen seguro nos volveremos a topar con él en algún próximo número, ya sea en ésta, u otra colección.


Mercedes-Benz G-500 (1992) + Niewiadów N126a (1973-1986)

A todo un Mercedes no se le suele enganchar una roulotte de este tipo, pero a veces basta darse una vuelta por zonas de acampada, y uno podrá ver casi cualquier cosa. En este caso la lanza queda un tanto corta, y la rueda jockey cuelga sin estar plegada. Está claro que esta caravana fue diseñada para vehículos de menor envergadura. 

De todas formas, en lo más crudo del invierno y con la veda del jabalí a la vista, a punto de llegar el frío extremo, algún que otro cazador no duda en llevar una pequeña caravana de éstas de quinta mano, como si fuera una caseta de obra, para pasar las horas muertas de espera, antes de apostarse definitivamente y pegar sus cuatro tiros, sorteados y pagados a precio de oro.



Chevrolet C-14 (1964) + Niewiadów N126a (1973-1986)

Esta foto sí que reproduciría una situación bastante improbable. Resulta harto difícil que un ranchero americano de los setenta que se dedicara a desbravar reses o a conducir manadas de caballos, tenga en propiedad un producto tan típicamente europeo. Las caravanas al otro lado del charco solían ser mucho más grandes, alargadas y aerodinámicas, como enormes supositorios con ruedas, ya fuera en blanco marfil, negro negrísimo  o con espectaculares aluminios plateados.

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UN POCO DE HISTORIA

El origen de la empresa se pierde en los años del período de entreguerras, cuando inicialmente fabricaba explosivos y fertilizantes, por lo que estando ubicada en la ciudad polaca de su mismo nombre, Niewiadów, nada más estallar la guerra, fue bombardeada y ocupada por las tropas alemanas, y sus obreros deportados y recluidos en Austria. Tras la guerra, se reformaron en parte algunas de sus instalaciones, y se pudo repatriar a los pocos ingenieros y obreros que habían sobrevivido a los campos de trabajo, por lo que gracias a sus antiguos conocimientos de química y a su previa experiencia laboral, comenzaron la fabricación de kayaks, pequeños veleros, y remolques-tienda, utilizando un material descubierto justo antes del comienzo de la guerra, y que acababa de llegar al mundo del transporte: la fibra de vidrio.

Esta situación, siempre con unas líneas de producción claramente orientadas al ocio y a los pequeños electrodomésticos, se mantuvo hasta 1972, cuando se atrevieron a estrenar el prototipo de una pequeña caravana denominada Romi-23. Era tan solo un proyecto, una probatura, pero se vendieron todas y cada una de las pocas centenares de unidades que se habían fabricado, y eso envalentonó a la empresa para proseguir por aquella recién descubierta vía.

POLSKI-FIAT 126p con su NIEWIADÓW N126,  original sin baúl externo.

Así que en 1973, salió definitivamente al mercado el modelo (que no la versión) aquí mostrado, la caravana Niewiadów N126. Como su misma numeración indica, fue pensada inicialmente para poder ser acoplada al maluch (bebé), que no era otro que el popularísimo Polski 126p, de licencia Fiat, un pequeño coche de muy escasa potencia, pero que debido a la extraordinaria ligereza de la caravana y a sus reducidas dimensiones, no tendría problemas en arrastrarla allá donde sus dueños quisieran. La primera versión no tenía ni siquiera instalación eléctrica de ningún tipo: era una caja con dos ruedas, un pequeño fregadero, otro espacio reservado para la bombona y un freno de mano, para poder estacionarla en parado. En unos pocos meses aparecerían las diferentes versiones, más o menos equipadas, en las que ya se incluiría el baúl externo delantero para las bombonas de gas, el freno de inercia, instalación eléctrica adecuada, y ventanas con apertura. Es la mostrada al inicio de esta entrada.

Pero no hay que dejarse engañar por esta pequeñaja de poco más de 300 quilos. Solamente entre 1973 y 1978 se llegaron a entregar más de 15.000 unidades. Tuvo mucho éxito, y no tan solo en los países del Este, sino también en buena parte de Europa. Aún más, las versiones posteriores, más modernas, todavía siguen vendiéndose hoy en día en el mercado de ocasión, y dependiendo del país, se la conoce como Bambina en Italia, Sawa y La Bohème en Francia, Vega en Dinamarca, Poletta en Noruega, Poksi en Finlandia, y así un largo etcétera.

Este modelo estuvo en fabricación durante más de dos décadas, con sus lógicas mejoras y alguna levísima ampliación de sus cotas y de sus servicios, pero básicamente siempre mantuvo el concepto inicial, es decir, una pequeña estructura muy sencilla, aislada lo justo del ruido y de la lluvia, y para servir a unas funciones mínimas: dormir, descansar, hacer de despensa, y poco más. Como si de una tienda de campaña rígida con ruedas se tratara. El número de ocupantes variaba en función de su equipamiento: dos adultos y dos niños al completo, tres adultos con equipo semi-completo, y cuatro adultos si se prescindía de la mayoría de servicios.

En sus buenos tiempos, la fábrica llegó a tener hasta 2.500 empleados, y su éxito duró tanto como la capacidad de los usuarios europeos de tener ganas de pequeñas aventuras durante unos pocos días, al precio más económico posible. Con la paulatina evolución del sector, y especialmente la llegada de los años ochenta, aparecieron productos cada vez más sofisticados y equipados, y que ofrecían auténticas mini-viviendas, fuera en autocaravana o en remolque. Véase una idea de su evolución:

Austin Mini Wildgoose Camper (1963)

Volkswagen T1 Kombi Westfalia (1966)

Land Rover III Dormobile (1971)

Barkas B-1000 Caravan (1973)

Citroën Tipo H Currus (1973)

Ford Transit CI Autohome (1975)

Airstream Argosy 24 (1975)

Citröen C-25 Pilote (1984) 

Mitsubishi L300 Hymercamp II (1984)

Peugeot J5 Challenger 340 (1985)

Renault Traffic Eriba 520 (1986)

Volkswagen T3 Karmann Gipsy (1988)

A partir de los ochenta, la empresa fue cayendo drásticamente en sus ventas, la exportación casi cesó en su totalidad y en 1995 acabó por pasar a manos del estado polaco, quién tras varios intentos de venta al sector privado, y algunos proyectos de reflotar la compañía mediante inversión de terceras empresas para introducirse en la fabricación de autocaravanas, finalmente se declaró en quiebra en febrero de 2011.

Pero de manera feliz, en 2013 la Fabryka Klimatyzacja Niewiadów adquirió las licencias y las líneas de producción existentes para la gama de caravanas, y actualmente es quién continua la marca Niewiadów. Además, en 2017, inauguró otra planta en la vecina localidad de Tomaszow, por lo que la sucesión parece asegurada, al menos durante un buen período de tiempo.