martes, 7 de abril de 2020

SIMPÁTICOS "DIORAMAS" FRANCESES. "LE ROUTE BLEUE" de ALTAYA y "TINTÍN" de ATLAS.





Aprovechando que estamos en vísperas de Semana Santa y que hay poco trabajo, vamos a desempolvar alguna que otra caja. Así podremos recordar aquellas colecciones que nuestros vecinos franceses tuvieron la suerte de disfrutar de primera mano, no como yo, con saldos de almacén, y unos cuantos años después. Los coleccionistas franceses están a años luz de nosotros, y siempre han tenido donde elegir, desde fabricantes a editoriales, pasando por temáticas. Y además, al tener un mayor nivel adquisitivo, complementan sus colecciones de quiosco con la compra de piezas artesanales y de otros fabricantes del más alto nivel.

Existió una loca época altayera, cuando se estrenaban dos o tres colecciones al año en cada país europeo, pero al final, las ideas y los moldes acabaron por agotarse. Así que ya no era suficiente con ponerles más calcas, o pintarles con otros colores: el siguiente paso de las editoriales fue introducir los dioramas, o algo parecido a los dioramas. Unas figuritas por aquí, una calzada o terreno por allá, y fotos reales haciendo de fondo...    ... ¡y ya tenemos otra colección! El enésimo reaprovechamiento de los moldes.

Al margen de éso, de la reedición de moldes, los franceses siempre me han dado envidia, porque aún teniendo los mismos vehículos que las colecciones de aquí, los suyos suelen estar mejor terminados. Hay excepciones, claro que en todas partes cuecen habas, pero en general, sus miniaturas suelen equipar aditamentos más finos, acostumbran a venir mejor pintados, y a tener una mejor presentación.

Allá van unas fotos de la colección de Le Route Bleue, cuyos modelos venían en una peana debidamente modificada según la estación del año y del lugar, junto con una urna de metacrilato forrada con una foto real del lugar en cuestión. Unas figuras completaban la escena. Creo que esta colección apareció en 2008, y estuvo casi tres años en danza. Se dividió en ochenta etapas, a fascículo por etapa, con un modelo distinto por cada ciudad o pueblo por donde transcurría la ruta. O sea, ochenta moldes repetidos, y utilizados en otras colecciones antes y después de ésta. Con el aliciente, eso sí, de contar con una ambientación y un entorno al uso.




En este número 4, Etapa 29 (la colección no sigue un orden geográfico), la acción se sitúa en el tramo comprendido entre Saint Maximin y Aix-en-Provence, en la Provenza como su nombre indica, y por tanto, no muy lejos de Marsella. La gracia de esta escena radica en lo que todos hacíamos antes, y que ahora no haríamos ni por dinero: un pícnic mano a mano con las hormigas y al lado de una carretera con los coches zumbando a todo trapo. Hay que reconocer que está todo muy bien puesto y no le falta detalle: platos, termos, mantel, cubiertos, su cesta de mimbre, y en la baca, aquellas maletas de cuero con correas, que por sí solas ya pesaban lo suyo.

La miniatura en sí no es gran cosa, pero no recuerdo que en España hubiera un Ondine en colección alguna, y por eso se vino para casa ( sí que hubo algún Dauphine ). Por cinco euros le puedo perdonar esa calandra y esa baca tan gruesas, porque la escena está lograda y nos retrotrae a otros tiempos en que no éramos tan culofinos y nos lo pasábamos bien con una simple merienda en el campo.

- - - - -



Y un poquito más al norte, pero todavía dentro del Sureste de Francia, en pleno valle del Ródano, en su Etapa 22, entre Valence y Loriol-Sur-Drôme tenemos este Panhard Dyna Z, con su parachoques listo para embestir a una vaca. Curiosa esta mezcla de aciertos y deformidades en las colecciones de Altaya. Las ruedas son correctas, hay algún que otro logotipo bien puesto, los intermitentes están bien pintados y los interiores, aunque espartanos, no son monocromos, pero le colocaron unas defensas y unos limpias desproporcionados. Con un poquito más de esmero, hubiera sido una pieza formidable.

- - - - -



Saltamos a los Alpes franceses, al Col du Sant Cenis, casi tocando Italia, antiguo lugar de gestas ciclistas. En este caso se trata del fascículo nº 68, en uno de los varios ramales que componían esta Ruta Azul, que movilizaba a millones de franceses en sus vacaciones camino de la Riviera, o de las estaciones de esquí suizas e italianas.

Se hace difícil asimilar que un francés adquiriese un Dacia, teniendo la Renault a mano, pero bueno, aceptaremos pulpo como animal de compañía. El caso es que la miniatura parece un Dacia, con ese morro más levantado que su homólogo R-12, del que deriva. Se nota la 'diferencia'. Pero en el resto de componentes, y como suele ser habitual en IXO, primero te da tres de cal y luego tres de arena. Buenos limpiaparabrisas, malos retrovisores; buenas ruedas, malas luces; buen pintado, pero tampografías incorrectas. No se puede tener todo. 


- - - - -



Y no muy lejos del anterior, seguimos por los Alpes, fascículo nº 69, cerca de Chambéry, ná menos. Se trata de otra escena típicamente alpina-navideña. La verdad que se trata de una miniatura innecesaria, por lo repetida en otras colecciones, y porque no aporta nada nuevo a lo ya existente. La baca y su carga muy bastas, y los cromados son poco realistas, dándole un aspecto muy juguetero. Pero por cinco reales de vellón es difícil resistirse.

- - - - -



Volamos ahora hacia Clemont-Ferrand, cerca del centro de Francia, pero en la N-9, según el fascículo 76, próximos a Vichy, para encontrarnos con una de las muchas variantes del Simca 9, que acabó llamándose Aronde, en este caso la versión Intendante. Aquí la cosa cambia radicalmente, por que si bien los limpias son algo gruesos, el resto de la miniatura es bastante notable en su terminación. El color mate es un acierto, y los logos y taras en ruedas, frontal y carrocería están bien reproducidos; el toldo además, es bastante real. Robando la escena, tenemos a un simpático perrito tumbado en posición de descanso, refrescándose con la hierba. 

- - - - -




Ahora sí, en pleno centro de Francia, en la Etapa 6, nuestro chófer ha tenido la mala suerte de quedar averiado. Se ha llegado al pueblecito más cercano, ha entrado en la fonda del lugar, ha pedido línea para comunicarse con su mecánico de confianza, y ahí le han dicho que él también está de vacaciones. Decepción. Pero resulta que en la taberna le han asegurado que el mecánico del pueblo es muy bueno y tiene mucha experiencia con los Simca. No todo está perdido, el viajero ha tenido suerte, y en unas pocas horas podrá proseguir la marcha.

Esta miniatura reproduce la época de Simca en que construían coches bajo licencia Fiat (pequeños) y Ford (grandes). Los aires americanos son muy claros, y el tamaño del buque así lo corrobora. Ésta es la versión de semi-lujo, la Trianon. No quiero ni pensar lo que debían gastar aquellos coches, teniendo solo tres marchas como tenían algunos. El caso es que la miniatura no es muy allá, y no está muy bien detallada. Además, yo creo que se les cayó en el cubo de la pintura.   

- - - - -



Seguimos en el centro de Francia, en plena N-7, eje de esta Route Bleue. La escena se pinta sola, y complementa a la anterior. Estamos en la Etapa 11 de la N-7, y un descuidado conductor se acerca con el bidón al operario de la grúa, a ver si le sobra algún litro de combustible. Poco negocio voy a hacer, debe estar pensando el de la grúa, pero sin duda tendrá que echarle un cable. De todas formas tampoco se le ve con muchas ganas de trabajar: posición relajada, manos en los bolsillos, y el mono impoluto, sin mancha de grasa alguna. 

Este número me lo llevé porque tenía dos Galion botelleros, pero de cabina con grúa, ninguna, y no me lo pensé dos veces. Tiene las terminaciones típicas de Ixo, así que no podemos esperar sorpresas.

- - - - -



Retomamos la ruta, y llegamos a la Etapa 23, de vuelta en Loriol-sur-Drôme. Esta vez, en lugar de una camarera encabronada, encontramos a una simpática lugareña, ofreciendo productos del país, por si te entra hambre antes de llegar a tu destino. 

Este Aronde no me parece tan bonito como el anterior, a pesar de que tienen el mismo frontal. Parece mentira lo que puede cambiar una miniatura al pasar de pintura negro mate a unos horribles cromados. Se salva de lo burdo gracias a esa decoración en dos tonos, y a esos logotipos bien resueltos.

 - - - - -



Estamos a las afueras de Paris, bueno, muy a las afueras, en un departamento contiguo, y apenas han partido de viaje, justo pasado Fontainebleau, ya tienen el primer pinchazo. Solo es la Etapa Tercera de esta Ruta Azul, y aún queda un largo trecho. Me hace gracia el hombre, doblando el lomo para desmontar la rueda pinchada y colocar así la de repuesto, mientras ella, se compone, muy tranquila, el peinado y el maquillaje.   

Me gusta este Peugeot, aunque no le pegue para nada a esta joven pareja. Sin tener un diez en nada, saca un bien, tirando a notable en todo: buen molde, buenos cromados, ruedas correctas, pintura... ...todo bastante bien. Lo que no sé es qué han puesto en el techo: ¿es retráctil? ¿se pliega hacia algún lado? ¿imita a un vidrio ahumado o tintado?...

- - - - -



Y llegamos a un clásico francés. En la Etapa 14 de la Ruta Azul, a la altura de Vichy, se encuentra ambientada esta escena, en que vemos como abrevan los caballos. Los once que declaraba fiscalmente el motor de este Citröen Traction. Entonces las gasolineras te daban SER-VI-CI-Ó. Hoy en día, en muy pocas sale el cobrador a llenarte el depósito, darle un fregoteo a los vidrios, e inflar, si fuera preciso alguna de las ruedas, y de paso, charlar sobre las novedades obvias del día: el tiempo, la economía, o el gobierno. Hoy en día tú te las tienes que componer, si es que aún funciona algo en condiciones, y luego además, perseguir a esta gente para que te cobre.

¿La miniatura? Bien, gracias. No impacta, pero no está mal del todo. Así, a botepronto, y a modo de comparativa, había la Traction de DelPrado, basado en el molde de Solido, que era lo que era, un casi-juguete de otra época; recuerdo la de IXO, para la colección de Nuestros Queridos Coches, tanto la francesa, como la española, y que son muy parecidas a ésta; y luego la Traction de la colección monotemática de su mismo nombre, que eran de Universal Hobbies, y que estaban muy bien, aunque muchos números pecaban de exceso de pintura. Lo que vengo a decir, es que ésta no sale mal parada. 

- - - - -



Etapa 26. Cerca de Avignon. Ella con bermudas o algo parecido, enseñando las varices. Él con calcetines blanco nuclear subidos hasta arriba, y calzando unas chanclas. Sí. Son turistas ingleses de cierta edad. Aún se puede ver alguna pareja de éstas en los destinos turísticos más transitados de Europa. Al menos, suelen ser más educados que la mayoría de sus compatriotas "balconeros", siempre haciendo honor a lo de comportarse como "hijos de la Gran Bretaña".

Pues ya tenemos la excusa para meter un Austin Cambridge en Francia, con lo que le gusta a los ingleses viajar en autocaravana. Así aprovechamos otro molde más. El caso es que el farol no está mal tirado: el modelito no está nada mal. Tiene unos tonos de color muy british, y los detalles cromados, léase parrillas, parachoques, faros y limpias, están bien resueltos. Todo ello dentro de sus parámetros quiosqueros, claro está. Ya sé que existen miniaturas de una calidad infinitamente superior. Algunas tengo. Pero aquí la cuestión estriba en lo que se ofrece, y por cuánto se ofrece. 

- - - - -



Y volviendo al madrileño barrio de Chambéry, nos aproximamos a través de una ruta alternativa, hacia los Alpes suizos, dejando la N-7 y cogiendo la N-4.  Por las cercanías debe existir una base militar, porque siempre circula algún que otro vehículo de camuflaje.

En esta ocasión, tenemos un Jeep de los de toda la vida, muy bien moldeado, y correctamente detallado, pero todo muy austero, como correspondería a un vehículo de estas características. Se ha hecho acompañar de un GMC, de los que el ejército estadounidense dejó abandonados en Europa por decenas de miles, tras la SGM, al igual que los propios Jeeps. No soy experto en el tema militar, ni mucho menos, y no puedo aseverar si la versión es la correcta, si es contemporánea de los años 50-60, o si es un resto de aquella guerra. Existieron además muchísimas versiones. Je ne sais pas.   

* * * * *

Me gustaron siempre más Astérix y Obélix, pero a Tintín tampoco le hago ascos. Como de todas formas en la época romana no había vehículos a motor, y aprovechando que la editorial Atlas publicó una colección sobre éste último, pues vamos ello. 



El formato elegido es el mismo que la Ruta Azul, solo que las miniaturas están ambientadas en el propio cómic, es decir, han cogido la viñeta donde aparece un vehículo, y la han trasladado al 1/43. La foto de la urna es una reproducción del fondo donde se sitúa la acción. Además aparecen los coches caricaturizados, es decir, no intenta ser una representación del vehículo real, sino del que dibujó Hergé. Cuanto menos es curioso.

- - - - -



En un repaso por todos los tópicos sobre los EEUU, el número de 1945 no podía dejar pasar la ocasión de homenajear la época de los gángsters de Chicago y Nueva York, cuando no había ley en la calle, y se liaban a tiros entre bandas, contra la policía, o todos contra todos. 

- - - - -



En fin, curioso periodista éste, del que nunca hemos visto publicar un artículo suyo, pero que gracias a su profesión corrió aventuras por medio mundo.