FORD SCORPIO MKII FAMILIAR (1994-1998)
Defenestrado como pocos, hoy día, y con la perspectiva que
el tiempo debería dar, sigo sin conocer la razón de tanta inquina con este
coche. En su día la prensa especializada se cebó con su estética, y no se
centró en lo más importante: un gran vehículo con una muy buena mecánica. Diez
años después del estreno de esta segunda serie del Scorpio comenzó a verse en
Europa diseños muy parecidos, cuando no, claramente inspirados en él. ¿No sería
que Ford se adelantó una década a todos los demás?
Y es que la película cambia mucho según quién te la
explique: si un inglés te habla de un Aston, evidentemente lo tratará como la
octava maravilla del mundo. Si una revista europea del motor hiciese una lista
de los coches más feos, la llenará de japoneses y americanos. Un experto locutor
americano de las carreras despreciará todo aquello que no sea dar vueltas en la
Nascar, y así sucesivamente. El caso es que esta mala prensa injustificada provocó
que ante semejante fracaso, Ford dejara de fabricar el Scorpio, y de paso, no pudiera
contar con vehículos propios de gama alta durante un buen puñado de años. Hubo
que recurrir a la compra de Jaguar y de Volvo para cubrir ese segmento, dados
los grandes índices de venta que por la buena marcha de la economía se estaban
dando durante el cambio de siglo.
Con los mismos cinco tipos de motores heredados de la
versión MKI, de 4/6 cilindros que iban de los 2.0 de la versión básica a los 2.9
litros de la Cosworth, y que ofrecían de 115 a 207 CV en gasolina, así como un
turbodiésel de 115 CV; Ford intentó dar la vuelta a las malas ventas que tuvo
el primer Scorpio, y con esta segunda serie puso toda la carne en el asador en
cuanto al equipamiento se refiere. Climatizadores con pantallas digitales,
lavafaros retráctiles, ordenadores, doble airbag, sistema de frenos ABS de
última generación, control de tracción con gestión electrónica, memorizador
posicional de los asientos y de los retrovisores exteriores, mando a distancia
para el maletero… …la lista de gadgets era
novedosa e interminable en cualquiera de las versiones del Scorpio. Muchos de
esos extras no se adoptaron hasta varios lustros después en otros vehículos del
mismo segmento.
Pero querer romper abruptamente con el pasado, a veces lleva
a cometer errores de bulto, y Ford se jugó el todo por el todo con su diseño
externo. Si le añadimos el hecho de que un Scorpio no era barato de por sí, por
muy bien equipado que viniera, pocos clientes se atrevieron a ser tan
rupturistas con su cartera, como sí lo fue Ford con esta berlina. El fracaso
fue aún más sonado que con la primera serie.
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Me gustan ambas series, siempre fue un coche de mi agrado, pero
en particular prefiero las líneas más rectas del MKI. A esta escala NEO fabricó
la primera serie de la berlina, pero tienen unos precios inalcanzables para mí.
Además, ya de por sí, cuesta mucho encontrarlo. En su segunda serie, fue
Minichamps quién se encargó de su reproducción. Debido a la impopularidad del
vehículo real, los precios de su miniatura son más razonables y por tanto, mucho
más fácil de acceder a su compra. Así que por tan solo diez euros no lo pensé
mucho.
Se hace difícil concretar el color de la carrocería, con lo
que sumado a esos vidrios tan brillantes, es complicado ofrecer fotos donde no
hayan falsos cromados o gamas cromáticas extrañas. Aunque la ejecución de la
miniatura en sí no destaca en nada especial, se nota el buen hacer de
Minichamps, pues a mi juicio, no hay errores de bulto. Goza de un buen molde y
de varias piezas independientes lo suficientemente dignas. Quizás los vidrios laterales
podrían quedar mejor ajustados, pero entre tanta tonalidad oscura, este fallo es
lo que menos se nota. El interior, muy serio, tiene unos leves toques de
pintura aquí y allá que evitan el dominio absoluto del negro.
En fin, es otra de esas veteranas miniaturas clásicas, que
debido a la creciente calidad de los coleccionables por fascículos, muchos
coleccionistas se están desprendiendo de ellas, antes de que se devalúen aún más.
No olvidemos que en su momento, con estos modelos de gama media, un Minichamps no
había forma de encontrarlo por menos de treinta euros. Y de ahí hacia arriba.