jueves, 17 de marzo de 2022

CHATARRAS DE ANTAÑO IV

TURNO DE LOS EUROPEOS.

Carretera de Arnedillo, en la Rioja, 1967
Una Dodge Kew (vaca seca o vaca flaca) recarrozada en coche de línea, que hacía el trayecto entre Soria y Calahorra. En 1967 se
produjo un desprendimiento de rocas, el cual era sorteado como buenamente se podía. Sin contar con ese percance, se puede
observar la irregularidad del firme y lo complicado del trayecto aún sin ser zona de alta montaña.

Al revés que en la Vieja Europa tras su II WW, los americanos tuvieron que cerrar o traspasar sus factorías sitas en España, recién terminada nuestra Guerra Civil. Bueno, en realidad, aquí todo el mundo tuvo que echar la persiana, fuese americano o no, y fabricase vehículos o no. En 1940, El Régimen no quiso saber nada de reconstrucciones de fábricas, y menos aún extranjeras. Había una “depuración” pendiente a todos los niveles, y entre otras decisiones absurdas, se prohibió expresamente la implantación o el retorno de cualquier cosa que no fuera exclusivamente española. No se debía permitir injerencia extranjera de ningún tipo, y tan solo se permitió la fabricación de producto nacional, aunque en realidad no hubiese tal. Nos encerramos en nosotros mismos, y nos aislamos del resto del mundo. Esto provocó que ningún capital extranjero pudiera invertir y…   …que la posguerra en España durase más de dos décadas.

Oportunidades perdidas:

General Motors, en Barcelona (1934)

Ensamblaje de Dodge en Zorroza (1935) - Blog Alma de Herrero

General Motors, Madrid (1927)

Mientras Alemania, Francia y el Reino Unido se recuperaron de su particular apocalipsis en poco más de un lustro, en España hubo que esperar a finales de los años 50 para poder ver nuevos utilitarios, tractores, camiones, furgonetas, y otra serie de vehículos tan necesarios y básicos para el funcionamiento normal de un país. Hubiera sido una magnífica ocasión para situarse más cerca del nivel de industrialización de aquellos países, pero una vez más, se arrojó por la borda cualquier atisbo de progreso. Mientras tanto, como ya se ha dicho, el pueblo tuvo que sufrir y sobrevivir con una economía de subsistencias, gasógenos y trampear con lo poquito que se pudo adquirir a otros países.

El gasógeno. Ese invento que permitía quemar casi cualquier material, convertirlo en algo parecido a un combustible, pero que a duras penas pudo reemplazar al gasóleo y a la gasolina. Desde virutas de madera hasta cáscaras de avellana y huesos de aceituna. Su uso fue tan extendido y común, que incluso tenía su propio chiste, comparando la potencia sexual del sujeto interpelado con las prestaciones que podía alcanzar un vehículo equipado con semejante engendro. Fue imagen habitual que en una cuesta o rampa pronunciada, los pasajeros tuvieran que apearse del bus, coche o lo que fuera, para poder sortear el obstáculo, no sin gran esfuerzo por parte del vehículo. En paralelo a éste, los pasajeros caminaban junto a él en su empinado trayecto, para reencontrarse todos felices en la cima, y reanudar la marcha cuesta abajo, aliviados por no tener que empujar.

Foto obtenida del monográfico de Luis Pastor acerca de este sistema.

Es por eso, que en España era normal encontrarse, no ya con vehículos de los años 30, sino incluso anteriores a esa década, auténticas reliquias prehistóricas, algunas seguramente rescatadas de algún almacén olvidado o de algún granero en desuso…   …cualquier artefacto podía servir con tal de que permitiera un desplazamiento sin problemas, aunque fuera lento y poco eficaz. No estaba la cosa como para elegir.

 

El asunto sigue teniendo su reflejo a escala, y en esta reproducción del cofre de la Libération publicada por Atlas allá por 2010, puede verse el "aparato" en esta Renault AHN capturada por la Wermacht a la Resistencia.


BEDFORD SERIE OS

Conocida como La Chevrolet Inglesa y perteneciente al grupo GMC, este modelo de Bedford en sus diferentes configuraciones también tuvo una importante cuota de ventas en nuestro país. En su momento, General Motors compró a Vauxhall los derechos de su gama de vehículos industriales en 1925, y una vez transferida la línea de producción a Luton (condado de Bedfordshire), comenzó su propia odisea en 1929. En los inicios era imposible distinguir un Bedford de un Chevrolet, eran exactamente los mismos camiones, pues no se trataba más que de un mero ensamblaje de piezas llegadas de la fábrica que aquélla tenía en Canadá. Pero más adelante, ya a partir de 1931, comenzaron a verse las primeras versiones inglesas, básicamente un cambio de imagen, aunque siempre con el mismo motor Stove Bolt 6, de seis cilindros en línea, de patente Buick. Esa estufa de seis pernos, voluminosa, pero a la vez de arquitectura equilibrada, suave y con muy poca vibración, fue el grupo impulsor que durante treinta años apenas sufriría modificaciones a ambos lados del Atlántico, salvo el lógico escalado en tamaño y potencia. Aquellos vehículos de prominente morro, no tenían problemas en alojar unos cubicajes que oscilaban entre 3.000 y 4.200 centímetros cúbicos. Ya en 1962, y con el notable incremento del tonelaje en el transporte, hubo que idear otra serie de motores más potentes, pero fiándolo a esa disposición en línea. Entre bromas y veras, Bedford mantuvo su producción de vehículos industriales sin apenas modificaciones hasta que cerró definitivamente su producción de vehículos pesados en 1986, y la de ligeros en 1991, y siempre fiel a la motorización proporcionada por Chevrolet.

Bedford listo para carrozar (del blog Històries del Transport de Catalunya)

Vamos con el pequeñín, archirrequeteconocido en este mundillo, pues reproduce el consabido vehículo antiincendios de los Bomberos de Liverpool. Unos dicen que es de Solido, y otros que de Matchbox. Yo me inclino por esta última, puesto que se halla en su catálogo, aunque figure con la rotulación de los bomberos de Manchester, cosa que creo que no podemos decir de la marca francesa. Es el número uno de la colección multiescala dedicada a estos héroes, editada por Del Prado en 2003, y en la que había algunos modelos a 1/43. Con gran variedad de marcas, equipamientos y fabricantes de diecast, desconozco si en España la colección se quedó en 75 números o si llegó a los 150 de la edición italiana. En cualquier caso, como el cementerio está lleno de valientes, queden felices y victoriosos quienes terminasen dicha colección.

Bedford circulando por Madrid, El Cochecito (1960)

Teniendo en cuenta que es una miniatura sin complicaciones ni alardes, y que su aspecto depende directamente del equipamiento bomberil con que se le ha dotado, hay que decir que aprueba con suficiencia, pues toda ella viene al completo. No todos los números de esta colección fueron para tirar cohetes, algunos son claramente juguetes reciclados con más o menos fortuna; otros son buenas piezas dignas de coleccionar, y algunas otras, versiones de Solidos o Verem, tanto-monta monta-tanto, más o menos versionados para esta temática concreta. Por cuatro duros, no se puede pedir mucho.

Y otro día, más.